3:05 Am
Hace tres años fui a un
casamiento. Yo estaba de novia, y recuerdo que en el momento del vals se
levantaron todas las parejas a bailar al centro de la pista. Mi novio me
preguntó que me pasaba y yo no podía dejar de mirar a las mujeres que se
quedaban en la mesa, “a las solteras”. Algunas, mirando para abajo; otras,
sonrientes, tranquilas; otras, medio copeteadas; y otras con una mirada al vacío,
como la que sueña con la mirada perdida y observa lo que está sucediendo, deseando
algo distinto para su vida.
Recuerdo que le dije “¿Qué
triste no?, se quedan ahí solas en la mesa”, y él me dijo: “Bueno, Bettina, ¿qué
tiene? Vos estás de novia. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te pones así?
Y le contesté: “Porque yo estuve
ahí”.
La soledad para mi es enigmática.
Desde mis 22 años, sostengo gracias a JAIME ROOS que el hombre nace y muere
solo, y que algunos deciden quizás compartir su vida con otros, pero la
soledad es de uno. El
estar solo, definitivamente solo, no entiende de condición civil. No es muy
difícil de entender. Yo creo que todos tenemos eso que llamamos soledad, solo
que algunos lo manifiestan de una manera y otros, de otra.
Es más fácil ver
manifestada la soledad en una persona sola, ¿pero quién me va a negar que más
de uno está rodeado de personas en su
casa y sin embargo, cuando se va a dormir, siente su alma vacía, casi más solo
que el que no está con nadie? Incomprobable, así que dejemos la duda de lo que
inevitablemente también sucede.
Estar solo y en soledad son
cosas diferentes. Algunos se dan cuenta de esto y lo transitan con mucho dolor,
o con mucho huevo u ovarios, por decirlo de alguna manera. Muchos reconocen que
les cuesta horrores dormir solos, otros simplemente tapan, otros no se
separaran porque dicen “no me imagino empezar de cero y solo”, y otros están
rodeados constantemente y ya ni escuchan su propia voz.
La Soledad y Yo
Mi relación con la soledad
alterna entre la amistad y el hecho de ser enemigas. A veces creo que yo la
tengo controlada a ella, pero en otros momentos, es al revés. “¿Por qué hice
esto?”, me pregunto en alguna circunstancia. Y ahí está, aparece ella. Es como
algo que parece latente, que nunca se va, que siempre está ahí. No tengo claro
la razón: es un enigma. Son momentos. Alternamos entre mucha felicidad y mucha
incomodidad. Sube y baja. Me divierte, me libera, me apena, depende.
Reconocí este hecho hace unos
años mirando la pelicula “Eternas Amigas”. Yo creo que con las películas y los
libros uno puede conocerse muchísimo.
Habla del vínculo de una
mujer adulta que se siente una niña y una niña que que se comporta como una adulta. Las dos compartían
esto hermoso que llamamos “soledad”. De diferente forma, claro, de pero estaba
ahí entre las dos. ¡Cuando termino la película me quedé llorando tres horas más!
Claramente el final no era para tanta lagrima, pero ahí reconocí esa sensación
me invadía, como si fuera una gran herida que no cicatriza con nada. Gracias a
la vida, me equivoqué. Todo cicatriza. No olvidas, pero si te lo propones,
cicatrizas.
Durante muuuuchos meses
dormí de un solo costado de la cama sin moverme. Sin sacar la sabana, quietita.
Como si todavía hubiera alguien del otro lado, donde claramente ese alguien ya
no estaba.
Cuando una persona me
comenta lo que siente, la atiendo, porque la soledad no la vivís repito solo
por el estado civil, sino quizás por la incomprensión, por el pensar distinto,
por el sentir distinto este mundo. Muchas personas no entienden la parte fuerte
de lo emocional, lo pasional, de la intensidad, entonces la sensación de estar
solo es mucho mas amplia a lo que parece a simple vista. Va más allá de estar
en pareja, tener hijos, etc.
Lo lindo es que, a medida
que caminás, hay otros como vos, y de alguna manera eso hace que de a poco las
cortaduras sean menos dolorosas. ¿Viste que si no te pasa a vos solo te sentís
mejor? Es buenísimo eso. No le deseas lo malo al otro, pero está bueno cuando
alguien entiende del dolor como vos.
Nosotras, las que estamos
solas (¡muchas veces muchísimas!), estamos felices, porque algunas decidimos
estar solas. El problema es lo que yo llamo “Imaginario social”, lo establecido
en “el deber ser”, etc. Una vez una mujer muy inteligente me dijo: “Bettina,
preguntate si querés pertenecer al imaginario social o no”. De alguna manera hoy
sigo transitando ese camino.
Yo hablo por las mujeres solas
que tengo cerca. Muchísimas son hermosas, no raras ni fracasadas. Muchísimas
decidieron no venderse a lo primero que
vieron, no conformarse, o no se enamoraron. Entonces, quizás seria bueno
respetarlas de la misma manera que a las demás, no juzgarlas. Ni pensar que son
complicadas solo porque están solas. Quizás son diferentes momentos, diferentes
tipo de vida y punto. Quizás lo que a
vos te encanta a mi no y ya.
Por si alguno se sorprende,
no es novedad que nuestra sociedad no está para nada evolucionada. ¿Acaso
seguimos siendo esclavas? ¿Acaso hay que casarse con un hombre rico como era
antes para mantener a nuestros padres en la aldea? ¿Pensar en la dote familiar?
¿Vamos a valorar de una vez por todas la decisión propia? ¿Qué es la libertad?. Me fui al carajo, ¿no? Y
bueno, a veces me voy al carajo. ja
¿Por estar solas no pueden
opinar sobre parejas o sobre el amor?. Tienen voz y voto de la misma manera.
Así como aquellas que están casadas, comprometidas, y hace años en pareja opinan
tranquilamente de nosotras.
Hace poco, en una reunión,
una mujer junto con su pareja dijeron que no querían tener hijos. No voy a
negar que fue fuerte escucharlo. Pero a ellos se los veía bien. La mitad de la mesa
los miró como bichos raros; lógicamente, esa mitad es posible que haya
permanecida en silencio de lo que verdaderamente les pasa a ellos. Quizás es
mejor pensar que no es tan difícil entender que cada uno toma sus propias
decisiones y que no a todos nos hace felices lo mismo. Y sí, quizás sí, que
cada uno vive de diferente manera.
Algunos queremos más. Simplemente,
queremos algo que todavía de alguna manera no nos llegó, o simplemente no es
momento.
Dedico este texto a las
mujeres solteras hermosas que me rodean, que siguen yendo a millones de citas y
se divierten, a las que siguen creciendo profesionalmente, a las que siguen
buscando, a las que están en pareja y no juzgan, y se matan de risa cuando nos
escuchan, las que comprenden que se trata de otra cosa, y que se proponen abrir
sus mentes… Pero, sobre todo, me lo dedico a mi misma, por darme cuenta a
tiempo que dormir en el medio de mi cama de dos plazas también estaba bueno. Perdón,
¿dije que estaba bueno? Corrijo: TAMBIEN ESTÁ BUENO.
No es lo mismo
BESOS, CAMILA. Ella dijo “podes
dejar de hablar de amor
y hablar sobre nosotras, las que estamos solas”
Ahí tenes.
Buenas Noches